lunes, 11 de abril de 2011

INTRODUCCIÓN AL SIMBOLISMO DE LA FUENTE Y LA IGLESIA DE LA MAGDALENA DE JAÉN

En el entorno alrededor del nacimiento de aguas de la Magdalena, a los pies del monte de Santa Catalina, es donde se originó la ciudad de Jaén como tal, un lugar que sabemos se considera sagrado en época romana y, por tanto, también lo tuvo que ser para los iberos. En la cueva de la fuente de la Magdalena es donde la leyenda cuenta que el lagarto se cobijaba. El lagarto no es sino el dragón de otras leyendas similares, y así se ha considerado desde siempre. El dragón simboliza las energías telúricas, de la tierra, propias de una cueva y del nacimiento y corrientes de aguas. Del lagarto-dragón se puede decir que protegía ese lugar porque también se considera un guardián del conocimiento y denota que pudiera ser un sitio de iniciación. La cueva con nacimiento de agua es sitio típico de iniciación por ser lugar de recogimiento y energías cercanas a la Madre Tierra. Toda persona, antes y durante el cristianismo, que se inicia en la espiritualidad recibe las aguas purificadoras, es decir, se bautiza con el agua bendita, en un acto que es símbolo del principio de su nueva vida en la búsqueda del conocimiento y la sabiduría que lleva a la vida eterna.


Arco triunfal que da paso al hemiciclo de la fuente del raudal de la Magdalena, a los pies del monte de Santa Catalina.



De esta manera, la fuente y la iglesia no podían llevar otro nombre que el de Santa María Magdalena, ya que, desde un punto de vista heterodoxo del cristianismo fue la gran iniciada en los conocimientos más secretos de Jesús, quizás la discípula más adelantada y que mejor comprendió las enseñanzas del Maestro, y que, además, tantas lágrimas derramó por su muerte, lágrimas que brotaron por sus ojos como las aguas manaban del manantial. Y es que, como la tradición y el Romancero de Jaén recogen con las palabras de Ximénez Patón, Fernando III el Santo, recién conquistada la ciudad en 1246, quedó maravillado ante las cristalinas y puras aguas de la fuente, y oró allí mismo junto a ella y mandó que…


“… aquí sea


a Dios levantado un templo


de planta y fábrica nueva


y tenga la devoción


de María Magdalena


de cuyos ojos brotaron


raudales de penitencia”



Portada de la iglesia de la Magdalena, centrada por la imagen penitente e iniciática de María Magdalena.



Por eso se dedicó a la Magdalena el raudal de aguas y también la antigua mezquita que allí había cuando se hizo iglesia cristiana. Y podemos ver en la portada de la iglesia un relieve, que por desgracia está algo estropeado, en el que se representa a la santa haciendo penitencia en una cueva, la Sainte-Baume en la Provenza francesa, en donde había un nacimiento de agua y en la que también ella tuvo que enfrentarse a un dragón que allí vivía y del que se libró gracias a su fe, siendo socorrida por los ángeles encabezados por san Miguel, el arcángel vencedor del diablo-dragón. Por cierto, en Jaén la iglesia, y barrio, que había justo por debajo de la Magdalena era la de San Miguel...


María Magdalena en la cueva de Sainte-Baume y el arcángel san Miguel. Coro de la catedral de Jaén.

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